jueves, 5 de junio de 2014

GUERRERA

Cierro los ojos en medio de la nada, me envuelve la oscuridad y tan solo se oye mi respiración.
No existe nada alrededor, solo tú y yo. Es entonces cuando me derrumbo, cayendo de rodillas sobre el frío suelo, mis manos intentan secar los ríos de agua salada que salen por mis ojos.
Mi corazón arde, arde por un fuego inmenso, allí se acabaron las palabras y mi voz se ahoga en un gemido indecible, que tan solo tú entiendes... No me preguntes cómo he llegado hasta aquí, pues no sabría decirte con palabras, pues el sonido de mis cuerdas vocales lo rompí en mil pedazos al gritar tu nombre en medio del foso. Si que es cierto que estoy mejor que ayer, pero no mejor que en nuestro primer amor, que siento que perdí. Si tan solo tocare tu manto como aquella mujer... sin tan solo... tal vez me amarías más que ayer. Pero no me preguntes por qué mi espíritu te clama así...
No tengo palabras para expresarte como te canta mi alma, pues hay segundos, milésimas de tiempo escondido en mi corazón que no quisiera que se acabase nunca, es tu espíritu, es el mío eterna fusión, que tú creaste para mi reconciliación con el cielo que tanto adoro, Y entre tanto suspiro, oigo notas celestiales, ángeles adorando, desplegando sus alas en pos de mi amado. Mi corazón estalla y mi alma te canta, liberando así las cadenas que crearon desesperación y agonía por tu lejanía.
Me acuerdo de mi niñez, de las interminables oras de intercesión arrodillada en mi habitáculo preferido, o las horas que pasaba imaginándote y escribiendo sobre todo lo creado por tu mano.
Agonía la mía, por mi lucha que parece eterno, pero creo ver su final, y allí donde parece interminable... en aquella burbuja de atmosfera santa, cae un pedazo de remordimientos por mis culpas, por llegar hasta aquí innecesariamente, sufriendo tanto por mi egoísmo de haber abandonado tu mano. Tan solo fueron días, muchos días tal vez, pero que tu incansable enemigo me llevó a una ruptura, a un quebrantamiento desmesurado de mi corazón con el tuyo. Desgarrándome sin tregua el alma, riéndose de mi dolor, sangrando y envuelta en llanto, su risa hacía mi era muy jactanciosa y diabólica como siempre le caracterizó, pero tu mano fue más fuerte y pudo sacarme de esa desesperada agonía. Disipo sus estrategias, pues siempre fue un gran estratagema para destruirme.
Pero aunque me rompa las piernas, no me cansaré de andar en pos de ti, pues todo lo que se aleja de tu aroma me causa dolor y frustración.
Y ahora intento buscar, encontrar y andar por las sendas antiguas... sin dejar mi identidad, la que tenía junto a tu nombre, la que tengo y la deseo tener  siempre. Esa identidad que pretenden robar, haciéndome olvidar con minuciosa pericia lo que soy en ti.
Pues lucharé en contra de mi corazón si fuera menester doblegándolo con llanto hacia tu rostro, odiando con gran ímpetu todo lo que me aleja de tu rostro... No me dejaré amedrentar ¿Pues quién es él que hasta las olas del mar le obedecen?  Yo se quién eres, un día te amé y siempre lo haré aunque mi testarudez me hagan olvidar "tus palabras".
Cada día intento mirarme, aunque sea de reojo, a un espejo, pues en el puedo ver lo pequeña que soy ante ti... Y que sin ti nada soy.
Y en esta oscuridad, en medio de la nada dejo caer las cadenas que atormentan mi espíritu, levanto mi cérvix, me visto con la coraza y cojo mi escudo, salgo firme, con mi cara envuelta en llanto y mi pelo rubio alborotado, no lo negaré, pero mis piernas duras y preparadas para la batalla, abriendo los ojos para no tropezar más en lo que no es lícito, limpiando toda toxina de mis neuronas para así no dañar mi dulce y esforzado corazón.
Mi mirada color tierra es para ti, Señor. Siempre y eternamente tuya. Y con un grito de guerra airosa salgo de aquella nada, para crear amor en ti.

                                                           


                      Mi enlace para este relato: https://www.youtube.com/watch?v=7rDs22pNpBU
                                                             

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