miércoles, 3 de febrero de 2016

OS DETESTO

Nos hubiera gustado decir que hemos inventado nuevas formas de ser objetivos con todo aquello que nos rodea.
Pero la verdad es que no podemos.

El corazón pesa demasiado, nos habéis echado toneladas de cemento gris, un cemento programado, demasiado controlado, conspirado, un cemento espeso, sin más objetividad que asesinar a todo aquel que lo mira.
Os falta viento, aire, sutileza, una verdadera expresividad emocional salida del corazón, os falta calor, espontaneidad.
El cielo cae por la ausencia de espontaneidad... El cemento está formado por demasiados compromisos.
Os falta realidad.
El aire que respiramos es un plata grisáceo, lleno de metales pesados.
No muy recomendado para amantes enamorados.

¿Para qué seguir, si os debéis a vuestra equidad corruptiva e implacable?
Nosotros somo libres como el viento, sin poner a prueba los sentimientos.
Nos debemos al tiempo presente y vivido.
No agotamos la frustración hasta la extenuación, no bebemos paciencia.
Dejamos volar la inocencia.
Besamos al amor.
Acompañamos la realidad y no nos arrastramos tras la maldad.
¿Para qué seguir, si os debéis a vuestra equidad corruptiva e implacable?

Tan solo estáis bebiendo vuestro propio veneno. Vuestra propia continuidad discontinua y programada.
Pedid mucho y no hacéis trueque.
Bebed, bebed y morir en paz.

¿Para qué seguir, si os debéis a vuestra equidad corruptiva e implacable?

Dejarnos ir... Dejarnos ir.


Por una sociedad libre de injusticias.