miércoles, 29 de octubre de 2014

LOS ARCOÍRIS DEL REVÉS

JEREMÍAS 18:6 ¿No puedo yo hacer con vosotros, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero?--declara el SEÑOR. He aquí, como el barro en manos del alfarero,... así sois vosotros en mi mano, casa de Israel.
~LOS ARCOÍRIS DEL REVÉS~
                                                     


 Todas las mañanas de camino al trabajo, siempre me ha gustado meditar con la radio cristiana, y esta mañana estaban radiando una historia muy bonita acerca de un arcoíris al revés, de un hombre que cuestionaba a Dios todas las cosas, y andando por el camino se encontró con un arcoíris al revés y claro está le cuestionó a Dios el porqué de ese fenómeno... El Señor le contestó así: - ¿Y a ti qué? Si yo deseo poner los arcoíris del revés no me cuestiones, tan solo avanza en el camino.

Es cierto que cuestionamos todas las cosas que nos ocurren, ¡es cierto! y más cuando sentimos que nuestro pequeño mundo está patas arriba, o como he expuesto antes al revés, y digo al revés para nuestra mente cuadrada, porque para Dios no es así, pues nuestros pensamientos no son sus pensamientos... y al final y al cabo Dios está tan solo tratando con nosotros, con nuestro corazón, al menos así lo hace en mí:

*En una relación un tanto difícil por la que yo pasé y siento a veces decir que aún sigo "tropezando" con ello, el Señor me pidió cambiar mi corazón primero, claro me sorprendí cuando el Señor me pidió a mi primero el cambio. Le volví a disputar como de costumbre, con mil y un razonamientos feministas, e incluso con enfado y apoyándome en algún versículo bíblico... la cuestión del por qué yo primero y el Señor con paciencia, me respondía: - no, mires eso... ¿y qué promebla tienes, si te llamé primero a ti? Ven, sígueme y cambia primero tú, "tu corazón". No cabe duda, no me resistí... derribó una vez más todas mis cuestiones y razonamientos vanos.

*No se me olvidará nunca cuando, justo después de este puente por el que tuve que atravesar para acercarme un poco más al corazón de Dios... Justo después de todo esto, el Señor me pidió uno de mis talentos "mi voz" (el ministerio que tanto he amado)
Me dijo así: - Dame hija mía tu voz, dame aquello que tanto amas y no pongas tropiezo en ello... No me pongas tropiezo.
¡Claro yo rompí en llanto!
Y volví a cuestionar sus peticiones...
-Pero Señor, ¿si te lo doy como me acercaré a ti?, si es un motivo para sentir tu presencia.
Pero el Señor, me contestó con esa paciencia que tanto le caracteriza: -No te apoyes en tu Don, si no en la relación de amor que yo te ofrezco, apóyate en mi y sentirás mi corazón latir.
Sin entender todo estos acontecimientos, pero con el corazón derramado en su presencia, se lo entregué, sentí una enorme paz, no me ahogué en la frustración con la que suelo ahogarme, pues ÉL me sostenía con su mano, pues a pesar de esta turbulencia puso la esperanza en mi de volver a cantar para ÉL. Y servirle con gozo y con todos mis dones.

*Apenas pude expirar el poco aire que me quedaba en los pulmones, cuando recibí un mandato de parte del Señor...
-Yo avivaré el don que hay en ti, esfuérzate, se valiente porque a donde yo te envíe tú irás... entregarás abrazos de misericordia y esperanza, entregarás de mi amor, y de mis palabras de consuelo, al pobre, al huérfano, a la mujer afligida, al anciano y al menesteroso, a todo aquel que yo te envié tú irás e infundirás de mi aliento...
Otra vez le cuestioné, pero esta vez, llena de temor y con fuego en mi corazón, pues todas las demás peticiones obedecidas me habían acercado aún mas a Dios, y le dije así:
- Señor ¿no es antes mejor desarrollar el ministerio de adoración para así poder alcanzar autoridad y respeto? Yo en mis razonamientos absurdos, pensé... y no puede retenerlos y sin más pereza, se los expuse, pues en el área de la misericordia, en el área de los dones de ciencia y revelación, ya estaba algo más que experimentada...
Pero nuevamente el Señor con su misericordia, pues ÉL pesa los corazones y sabe lo que hay dentro... me expuso así en San Lucas 22:26-27
Pero no es así con vosotros; antes, el mayor entre vosotros hágase como el menor, y el que dirige como el que sirve.
27 Porque, ¿Quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre vosotros como uno que sirve.

Y con esa respuesta mi corazón enmudeció y calló de amor...
Ahora tan solo le respondí así:
- Hágase en mi, conforme tu voluntad, y si mi corazón cuestionó tu mandato, perdóname Señor, fue por mi torpeza, ahora tan solo hay un deseo en mi, que no sea yo apartada nunca de tu casa...

La verdad, es duro obedecer sin réplica alguna la voluntad de Dios, pero el hace el querer como el poder según su beneplácita voluntad.
Si Dios pone los arcoíris de tu vida al revés, no cuestiones, tan solo obedece y sigue el camino que te dicta el Señor, pues Dios a veces desordena las promesas para ponerlas en el correcto orden, desordena lo último para ordenar lo primero y así actúa en nuestro favor...
Y sabemos que a los que amamos a Dios todas las cosas que nos suceden son para bien.
Tan solo guardo una cosa en mi corazón, "no saber dar la talla en su llamado" pero obedeceré como el dijo, recostada sobre su pecho, oyendo latir su corazón
".

             
 "Por un mundo lleno de Dios"

sábado, 11 de octubre de 2014

¡ÁMAME!

Dios le regaló algo a la mujer que el hombre parece ser no tiene en abundancia, y eso se llama: "memoria".
Nos acordamos de cada momento importante de nuestra vida como si hubiese sido ayer... El primer beso, la primera mirada cómplice, la primera vez que dijo "me gustas", las veces que te hacía reír o al contrario el primer enfado, la primera vez que te hizo sentir insignificante y así podría escribir todos los detalles , que para nosotras son imposibles de olvidar. Y sin quererlo muy fácil de recordar.
Hay que tener mucho cuidado como trates a una mujer, porque pasarán los años y su mente estará todavía borbandeando intermitentemente, ese recuerdo, ese malestar, años tras años, sin quererlo y sin poder borrarlo de nuestros recuerdos, aunque hayamos perdonado.
Las mujeres tenemos la manía de sacar los recuerdos a flote y regalarlos al corazón ajeno, que nos hizo daño, años atrás... como un reclamo frustrado, como un recordatorio
, como una advertencia. Pero solo es un mecanismo de defensa, para no recibir más daños que recordar. 
Se necesita valor para almacenar tantos recuerdos y seguir adelante fuerte y con elegancia.
Muchos hombres dicen que no hay quién nos entiendan... que somos muy complicadas, que actuamos a veces de forma incomprensible, que lloramos mucho y a veces sin motivos, que somos un poco inestables emocionalmente, algo gritonas, etc. Pero es nuestra naturaleza.


Hubo una vez, una mujer que le preguntó a su marido, en una cena romántica, que si se acordaba de la primera vez que le dijo que la amaba... suena absurdo la pregunta ¿verdad?. Pues el hombre no tenía memoria de ese momento tan importante para ella, claro está la cena fue una catástrofe.
Pero a veces los hombres son así de simples, sin ánimo de ofender.
Las mujeres solemos ser más sentimentales y románticas que los hombres, y no tiene nada de malo.
Una vez oí decir que "a la mujer hay que amarla, no hay que intentar entenderla." Y la verdad ya tenemos a Dios que fue quién nos creó, a través de la costilla de Adán y a nuestras propias amigas y mujeres de nuestra confianza que son las que nos entienden, mejor dicho, nos entendemos entre nosotras mismas.
A la mujer no hay que tratar de entenderla siempre, hay que cuidarla con mimos y con amor, no con asperidad y sequedad. Con paciencia, con palabras bien sonantes para no ser dañadas, y que nos ablanden ese corazón, pues sabemos que somos difíciles, pero también bellas e interesantes. Una debilidad para el hombre que admira a la mujer, a su contorno e inteligencia. 
Como ya sabrás, la mujer padece de una gran memoria. ¡Cuidado, es un vaso frágil y tierno! ¡La podrías perder y tal vez no decida volver! y por tu terquedad, lamentarás toda la vida haber perdido una gran mujer.

¡A las mujeres no hay quién las entienda!  
Un día, un hombre dijo una vez, en medio de una reconciliación con su mujer: - ¡Cielo, no puedo entender tu enredado corazón!
Pero una cosa si puedo hacer bien, y esa es la que he escogido, amarte hasta el fin.




                  " TAN SOLO ÁMAME"