Verso de otoño, invierno y primavera, mi verso eterno...
No hubo más placer que sentir estremecer tu piel junto a mi canto de sirena.
La poesía mi pasión... junto a una copa de vino, tu amor fue enternecido.
No hay noche que no desee tu mirada enloquecida junto a la mía.
Quieres un acorde dulce de mi guitarra, quieres hacer locuras con mis sentimientos.
Voy a encender tu fuego dulce que quema mis versos y poemas...
Tu verde mirada, ese pelo anillado dorado, olor varonil, deseo en tu boca.
Mi nombre en tus sílabas, un verso eres , mi verso fiel junto a tu vida.
Siempre fuiste tú, quien me hizo llevar la poesía al altar de mi alma.
Puedo estar perdida, pero se que tu voz me hará llegar a ti.
No quiero amores perdidos y lejanos. No quiero pasiones borradas en mi piel.
Quiero un verso eterno, un verso imborrable, marcado en el espacio y tiempo.
Quiero tu pasión eterna, ese aire que respiro, quiero que me robes la vida.
Quiero fundirla junto a la tuya. Me hace feliz sentirte, verte en mi canto.
Un reflejo de la luna eres tú, esa luna que me baila en mi enojo, en mi risas y en mis encantos.
Encantos de mujer, ternuras bañadas de un deseo... tu amor.
Hubo fruto, hubo lirios, y delirios por este amor enloquecido y juvenil.
Jazmín, miel, y dulces almendras, una combinación de champán y fresas.
Una noche, una luna, una estrella, la constelación perdida entre tu espalda enfurecida.
Encadenada, a tu piel, a tu alma, a tu espíritu y al cielo, una fusión eterna.
Tú mi verso, mi niño, mi amigo, mi amado y mi amante.
El que me da delirios, amores perdidos, el que me enfurece y me enternece.
El que me llena de risas y sonrisas, el que me envuelve de miedo si lo pierdo.
Tan mío, tan nuestro, tan tuya... nuestra guarida, nuestras sábanas alborotadas.
El amor... siempre tu fiel deseada, esperando cantarte mis versos de mujer.
