martes, 15 de octubre de 2019

LA PERLA.

Cuando las ostras son pequeñas no tienen ninguna protección, por lo que flotan en el agua como si fueran medusas. Después, cuando se les empieza a formar la concha, se van al fondo del mar, y ahí se adhieren a las rocas y se abren un poquito para dejar entrar a los organismos microscópicos que le sirven de alimento (plancton). Entre el agua que el plancton lleva, a veces se cuela un grano de arena o un animal diminuto, entonces las ostras, como un mecanismo de defensa, segregan una sustancia conocida como nácar, la cual cubre al objeto extraño hasta convertirlo poco a poco en perla. Este increíble proceso tarda entre tres y seis años.

- Muy Interesante.

Leyendo esto podemos entender que la perla es baba de molusco producida por una infección. Es algo que entra muy profundo causando una molestia o dolor, y poco a poco ese objeto molesto o doloroso es envuelto por su propia baba, hasta así producir lo que llamamos algo hermoso; una perla de gran precio. Ósea, de algo doloroso saca algo increíblemente bello.

¿Tú qué produces cuando te lastiman? 
¿Ira, rabia, deseo de venganza...?

Cuando el Señor Jesús estaba en la cruz y escuchaba toda clase de comentarios malvados dijo: «Perdónalos padre, qué no sabe lo que hacen.» 
Poco después, al ladrón que estaba justo al lado suyo, le regaló una entrada directa al paraíso, ahí en ese mismo momento, a pesar de su dolor, produjo una gran perla de misericordia.
Y así podía escribir muchos pasajes y ejemplos. 
Esto que la naturaleza nos regala día a día, es una parábola viva de lo que es el Reino de Dios en tu vida y en la mía.

Produzcamos más perlas de amor, pero no nos frustremos al primer intento, recordad que una ostra tarda hasta seis años en producir una bella perla, cuánto más nosotros, sabiendo que nuestra naturaleza es débil. 

Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.
San Juan 1:5 

Seamos pues como esta luz, esforzados y valientes.

Les aseguro que si el grano de trigo al caer en tierra no muere, queda él solo; pero si muere, da abundante cosecha.
San Juan 12:24 

Está parábola es semejante a la ostra, para producir fruto de buenas obras, primero hay que perseverar y negarse así mismo.
Reconozco que es un ejercicio un tanto difícil, yo aún estoy en ello, y me queda carrera, cada día siento que acabo de empezar. Y os aseguro que cuesta mucho y más cuando lo intentas por tus propios medios, pero cuando lo haces con la ayuda del Señor, entonces todo cambia y se vuelve más liviano.

Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar.  Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso. Porque el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros.»
San Mateo 11:28-30.

Dios les bendiga.
        

No hay comentarios:

Publicar un comentario