miércoles, 14 de noviembre de 2018

LA MUJER QUE TOCÓ EL MANTO.

Entonces Jesús y sus discípulos se levantaron y fueron con él. Justo en ese momento, una mujer quien hacía doce años que sufría de una hemorragia continua se le acercó por detrás. Tocó el fleco de la túnica de Jesús porque pensó: «Si tan solo toco su túnica, quedaré sana». Jesús se dio vuelta, y cuando la vio le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado». Y la mujer quedó sana en ese instante.
Mateo 9:19‭-‬22 NTV

Me gustaría compartir algo bonito, tanto... que me ha calado muy profundamente en el corazón. Estando orando esta mañana sentí del Espíritu Santo, «ve y alcanza mi manto...» y voy al versículo de la Biblia donde aparece esta parte, y me dí cuenta de algo tan simple y que suele pasar desapercibido. «EL SEÑOR ESTABA DE ESPALDAS A ESA MUJER.» Jesús no iba hacia ella, tampoco se cruzaban, ni la miraba de frente, no cruzaron ninguna mirada, nada que pudiera ir directamente como he comentado antes. Jesucristo le estaba dando la espalda, así de simple, y ella aprovechando su espalda, y la poca comunicación que había entre ellos, tanto verbal como gestual, tocó su manto con una valentía y fe... (de que si así fuera seguro, seguro que sanaría) a ella le daba igual que no la conociera, ni hubiera un mínimo sentir entre ambos, a ella no le importó los sentimientos, (eso de que yo no siento a Dios y esas cosas tan coloquial que solemos decir...) pero ella le tocó cuando estaba de espaldas y fue entonces cuando Jesucristo la miró y la llamó "hija". ¿Te das cuenta? Se dio la vuelta, dejó de darle la espalda, la miró, y le dijo: hija, tu fe te ha salvado.
Aquí en esta escena, podíamos incluir también que ella sentía rechazo por lo que estaba experimentando en su vida, ella podía pensar que le rechazaría, e incluso algo mucho peor como gritarle !inmunda¡. ¡Vete a saber! 
En ocasiones es fácil que ese rechazo haga que veamos la espalda del Señor. Pero un pequeño acto de valentía cambió la situación de esta mujer por completo. Antes de lo sucedido, como he escrito anteriormente, SOLO podía ver la espalda de Jesucristo. (En otra perspectiva, no sentir a Dios). 
A veces hay que hacer un acto, un pequeño acto de fe, un mínimo esfuerzo por nuestra parte, para alcanzar ese milagro, y hacer que Jesús se de la vuelta, nos mire, nos llame hijos, y actúe conforme a nuestra necesidad... El SEÑOR te aseguro, está deseoso. Te ánimo a que tengas ese pequeño esfuerzo y te acerques a él, a JESUCRISTO.

                                                       Un saludo. 



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