miércoles, 23 de julio de 2014

CONTEMPLANDO

¡Ven! siéntate junto a mi, disfruta del paisaje, de la tarde que nos espera, escucha mi corazón y mi voz que te hablará suave y sin temor, disputaré tu causa... En este banco me siento todos los días para ver el atardecer, no hay enigma, ni misterio que no haya querido recorrer, el sol lleva su nombre, y la luna siento que me espera cada vez que la contemplo, pues él la creo para mis deleites, en ella un beso de amor se ve reflejado, y mi corazón estalla en una canción. Son muchas maravillas con las que puedo meditar.
Un horizonte nuevo veo, un camino largo que susurra su nombre, ¡es duro!, lo sé... pero él me llamó, y su llamado es fuerte en mí. Pues él conoce todos los rincones de mi pequeño y desordenado corazón.
Todo mi pasado, lo dejo atrás, la realidad, me dolió, llevo huellas de la desesperación en las extremidades de mi cuerpo, mi corazón remendado está, y mis ojos hartos de llorar pidió con clamor a mis labios una sonrisa de amor.
 He podido sentir el fuego de la pasión, y la tristeza de un adiós, el abrazo de un amigo y la decepción de su amistad, todos los días lucho en contra de la muerte, pues acecha a mis niños con caras de ancianos, pero cada día sentía el aire rozar mi rostro y eso me daba fuerzas, pues sabía que él, mi Dios, nunca me dejaría, a pesar de mis oscuras limitaciones.
Jamás dejé de tener fe, pues en esta realidad aprendí a vivir. En todo estaba él, su mano me fue llevando hacia el camino y pude dejar mis piedras, encima de su bondad.
En el camino, me enamoré de unos ojos verdes, que me acechaban ya tiempo atrás, son elegantes, su voz dulce y varonil hace eco cuando me llama por mi nombre, siempre fue el final de todas mis copas vacías, pues siempre estuvo en mis llantos, aún cuando en mi corazón no se mencionaba su nombre, siempre estuvo ahí con gran amistad, sin nada que reclamar. Con él, crucé ríos impetuosos, y mares turbulentos, donde la ira explosionaban en un horroroso caos, pero él nunca me dejó escapar, aún cuando quise huir lejos de los demonios que nos atormentaban, su mano agarraba fuerte mi brazo y me estrujaba contra su pecho:  -¡No te dejaré marchar tan fácil! Siempre supo expresarlo así, pues su amor era hasta la muerte y me lo demostró hasta hoy.
No puedo abandonar todo esto, ¡ahora no! cuando el camino ya esta hecho y se cual es mi final, no hay nada que hacer, nada que decir... la suerte mi Dios me la regaló. ¡Luché, juro que luché, por olvidarlo todo! pero no puedo, no se, no quise, no pude, y Dios no me dejó.
Intenté expresar en versos, en canciones, en todo lo que mis carismas me permitieron, porque todo me habla de la realidad que vivo.
Necesito hacer su voluntad, aquella que desde el cielo que contemplas me es enviada, todo pasará como esas esponjosas nubes, el dolor, la angustia, la desesperación, la frustración, la insatisfacción de lo no realizado. Se que hoy todo habrá pasado. Se que volveré a ver un milagro, y veré tu rostro iluminado. Pues él mi faz resplandece al hacer su perfecta voluntad.
Mi bandera está anclada en tierra firme, dejo mis armas, y mi frustración arrojados a mis pies. Mi confusión es llevada por el viento. Y mi dichosa sonrisa que a veces le cuesta despertar, ya nace con facilidad.
Arrojo al acantilado, todos las manzanas envenenadas que tengo en mi mano, pues ya no deseo regalar rencoroso veneno, sino sincero y dulce amor.
Es tanto lo que anhelo, y en todos mis deseos está él, y mi Dios... También tengo a mis espaldas un pequeña esencia nacida de mi, que con sus risas me hace feliz, pues lleva la sangre de mi corazón y un nombre que dio luz a mis días.
Ya no existe confusión, ya no hay tinieblas que oscurezca mi sol, no hay dolor, pues me lo arranqué con fuerza y me atreví a expresar en versos lo que vivo hoy.
Con un beso y un verso, con una mirada de extrañeza y dulzura, pues ya no hay rencor, vuelvo a mi camino pues ellos me esperan, con sus canciones, para alegrarme mis guerras.
Quédate sentado contemplando el cielo, admirando el paisaje que te regalo. Dejaste tus sombras clavadas en este banco y yo en medio de mi confusión, grabé mi nombre para que no me olvide que nunca más me debo sentar aquí, por mucho que sangre de dolor mi corazón.
Y así con una sonrisa dedicada, ando refugiada en su calor, camino con Dios, camino en amor.

                                                                        Pincha aquí para dar ambiente: https://www.youtube.com/watch?v=c3MWlmD-FkA                               

                                                                 

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